Un 22 de octubre de 1977 las Abuelas de Plaza de Mayo se reunieron por primera vez para crear una organización que revolucionaría el mundo del amor, la resistencia y la ciencia. Tres años más tarde, el trabajo de Abuelas había comenzado a alumbrar: encontraron a Tatiana Ruarte Britos y a Malena Joar Britos, dos de las primeras nietas recuperadas.
Mirarse en las fotos en blanco y negro buscando rasgos parecidos, reconocerse en el temperamento que, les contaron, tenían sus padres, volver una y mil veces a lugares tratando de recordar algo o no querer volver nunca. El proceso de construcción y reconstrucción de la identidad no se agota en saberse un nieto, una nieta recuperada. Es conocer la historia de sus padres, que se amalgama, modifica y complementa con esa historia vivida hasta el momento de la restitución. Es conocer para apropiarse de esas historias, saber quién uno es, edificar quién quiere ser y poder imaginar mil maneras de vivir. De eso se trata un poco la identidad.