Nota de opinión del Decano en diario El Los Andes (14/11/24)
Sin investigación el desarrollo puede ser efímero
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los países que invierten más del 2% de su PBI en Investigación y Desarrollo suelen tener un PBI per cápita más alto.
La investigación científico-tecnológica es indispensable para el desarrollo integral de los países con economías emergentes como la nuestra. Y es sin lugar a dudas una de las estrategias más rentables y, sobre todo, sostenible en el tiempo.
Su impacto positivo se manifiesta en la resolución de problemas locales, el impulso económico, la formación de capital humano, la promoción de la equidad social y la protección del medio ambiente.
Es esencial que como sociedad aprendamos a reconocer la importancia estratégica de invertir en I+D y que se establezcan políticas que fomenten la innovación y el desarrollo científico.
Al hacerlo, no solo mejorarán las condiciones de vida de sus ciudadanos, sino que también se posicionarán mejor en el escenario global para enfrentar los retos del futuro.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los países que invierten más del 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) en I+D suelen tener un PIB per cápita más alto.
Esta correlación indica que la inversión en I+D contribuye al aumento de la riqueza nacional.
Otros organismos internacionales como el FMI también dejan claro este concepto en varios de sus papers como “The Growth Impact of Discretionary Fiscal Policy Measures” y este concepto se refuerza claramente con opiniones similares del Banco Mundial, el BID, etc.
Pero la realidad es más fuerte aún que las opiniones y podemos ver que países como Corea del Sur que hasta hace algunas décadas eran economías agrícolas con ingresos per cápita cercanos a la miseria, a través de una fuerte inversión en Educación e Investigación lograron llegar a ser una reconocida potencia tecnológica con un ingreso per cápita de U$ 57000.
Israel es otro claro ejemplo y es conocida hoy como la “Start Up Nation” con una inversión cercana al 5% de su PBI en lo que hace a investigación y desarrollo.
Y así podríamos enumerar muchos otros casos como China, Finlandia, Alemania, etc.
Lo que podemos afirmar entonces y sin lugar a dudas, es que la inversión en investigación y desarrollo es esencial para el crecimiento económico sostenible y la competitividad internacional.
A través de ella logramos la mejora en la productividad, la generación de conocimiento y empleo altamente calificado, el desarrollo del emprendedorismo y la capacidad de resiliencia ante crisis de distinto tipo que pueden afectar a nuestra economía por distintas razones e imprevistos.
En el marco actual en el que las restricciones económicas nos imponen una carencia de recursos que afecta fuertemente a las áreas de investigación tanto del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología como a las Universidades que son parte del mismo, no debemos dejar de recordar la importancia que tiene seguir trabajando por el fortalecimiento de este sector esencial de la actividad académica porque los futuros de las nuevas generaciones dependen fuertemente de su crecimiento.
* El autor es ingeniero. Decano de la Facultad Regional Mendoza UTN.