En este espacio podés acceder al video del programa y, además, te compartimos lo más destacado de la entrevista.
En RadioBit N° 28 entrevistamos a la Dra. en Ciencias Biológicas y Lic. en Bromatología, Mariela Maldonado, investigadora del CONICET y de la FRM, integrante del Laboratorio de Tratamiento de Efluentes y docente de la asignatura Bioquímica de los Alimentos, del Departamento de Ingeniería Química.
La profesional está trabajando, junto a otros investigadores, en el desarrollo de un proyecto de un repelente contra mosquitos en base al árbol aguaribay. Para ello creó la “Red Aguaribay”.
¿Cómo surge tu interés por el aguaribay?
Surge a partir de que yo viajo en el 2022 el premio Innova, donde presento unos zapallitos en almíbar reducidos en valor calórico. Ahí conozco un médico que estaba trabajando con un fernet de aguaribay, que él había diseñado.
Entablo conversación con este médico y me cuenta de las bondades del aguaribay y yo empiezo a introducirme en la temática y a investigar cada vez más, y en el laboratorio empezamos a hacer unos fermentados de aguaribay.
¿Desde cuándo se utiliza el aguaribay y para qué?
Los antiguos jesuitas lo llevaban y atendían pacientes y decían que tenían una pócima que se llamaba “curalotodo”, que era un extracto de aguaribay.
Los incas también lo utilizaban para hacer la chicha, fermentaban la pelotita roja que, botánicamente es una drupa, y hacían una bebida alcohólica.
Esa “pelotita roja”, como se conoce popularmente, que es el fruto del denominado “falso pimiento”, se usó antiguamente como sustituto de la pimienta verdadera y también hoy se vende en Córdoba, por ejemplo, se vende el frutito de aguaribay en una feria orgánica y el aceite está declarado como sustancia “GRAS”, es decir: Generalmente Reconocido como Seguro.
Es un aditivo alimentario clase 1 declarado por la FDA, pero no aparece en nuestro código alimentario. Muchas cosas que se comercializan o que la gente utiliza, no aparecen; por los procesos burocráticos que lleva inscribir un producto, los análisis que se tiene que hacer, etc., a veces la legislación va detrás del conocimiento, del avance.
¿Qué propiedades tiene el aguaribay?
El aceite de aguaribay tiene una cantidad de terpenos, que son sustancias químicas, beneficiosas para la salud: desde efectos miorrelajantes, analgésicos, de depuración del hígado y de riñones; anticancerígeno, y utilizado en el parkinson.
Aparte de las propiedades medicinales y como aditivo alimentario, tiene propiedades microbicidas, es decir que puede atacar bacterias; es viricida, puede atacar virus o puede interactuar para evitar el ataque de virus, y puede también tener algunas sustancias antifúngicas, es decir para hongos y, entre los usos de la medicina ancestral, se lo conocía como repelente de mosquitos.
¿Por qué es importante el desarrollo del repelente?
Con el cambio climático, los mosquitos han extendido el área geográfica y el tiempo de aparición. Tenemos una problemática que ya es pandemia, en el sentido de que es a nivel mundial.
La cantidad de casos de dengue, de zika, de chikungunya está en aumento y se estima, por el Programa Mundial de Mosquitos, que en el 2080 va a haber alrededor de 8 millones de personas afectadas.
Hay que decir que el gobierno está tratando de tomar medidas, ya que está largando este mosquito rojo que es un mosquito estéril.
También en 14 países se ha probado la lucha biológica con wolbachia, que es una bacteria que transporta información y transforma los mosquitos biológicos en mosquitos que no dejan proliferar la enfermedad. Es el caso del insectario de Colombia.
Pero las luchas biológicas son luchas de años, que llevan mucho trabajo.
Frente a una pandemia uno tiene que ir no sólo por la lucha biológica, sino que, hay que ver qué otros elementos- además de la educación- van a poder mermar la cantidad de infectados que puede haber.
¿Por qué armaste la red con investigadores de otras instituciones?
En diciembre del año pasado, ya había elaborado un proyecto multidisciplinario e interinstitucional para investigar el desarrollo de un repelente, e invité a gente de INTI, gente de la Facultad de Ciencias Agrarias y gente de Córdoba, que me hicieron la cromatografía de un aceite proveniente del fruto del aguaribay.
En esa época empezó a mermarse el sistema de Ciencia y Técnica y dije: ¿qué tal si coloco en contacto a toda la gente con la que me estoy conectando para que unos hagan una parte, otros hagan otra, que probemos, que veamos qué podemos hacer entre todos? Ahí creé lo que llamé “Red Aguaribay”, donde interviene gente de la UTN La Plata, de la UN de Córdoba, UN de Catamarca, UN de Tucumán, gente del CONICET, UN de San Luis, gente del INTI San Luis, INTI Mendoza, de la Facultad de Ciencias Agrarias; tengo botánicos, tengo gente dedicada a la entomología.
¿En qué etapa se encuentra el proyecto?
Estamos en plena etapa de investigación, porque hay que hacer ensayos con los insectos- que vamos a estar empezando a hacerlos la semana que viene- y después hay que hacer ensayos en personas. Estos llevan su tiempo y, además, hay que considerar que el resultado puede ser positivo contra dengue, o no.
Lo que dice la bibliografía, es que tiene efecto repelente contra mosquitos. Ahora sabemos que el mosquito que transmite el dengue es un mosquito determinado, especial. Vamos a probarlo para ver si es efectivo.
Si bien hemos salido a decir la noticia, hay que ser prudentes. Pero hemos hablado con los medios de prensa, que se interesaron mucho en este tema, por tres razones: porque es importante promocionar esto, visibilizar la importancia de quienes estamos investigando; segundo, para saber que siempre existe más de una alternativa para un problema o más de una solución para un problema; y tercero, poniendo el énfasis en las posibles soluciones naturales que pueden llegar a ser positivas en cuanto a la reducción de las sustancias que tenemos que utilizar para elaborar un repelente.
¿Cómo es el producto hoy?
Hasta ahora, tenemos una especie de emulsión, de loción y estamos probando distintas formulaciones para definir cómo vehiculizar esta sustancia que nos da este árbol maravilloso.
Hay que darle una formulación de tipo cosmética, que es en este momento la salida más rápida que tenemos, porque tiene que tener una aprobación de la ANMAT.
Estamos tratando de hacer las cosas de manera pensada, científicamente, y de probar esto que ancestralmente servía. Hoy la pandemia es de dengue, zika y chikungunya; veremos cuán efectivo es contra estos vectores de estas enfermedades.
Esta emulsión ¿se puede comercializar?
Sí, en este momento se puede comercializar bajo receta magistral, con un farmacéutico; en esto está avanzando la UTN La Plata.
¿Qué implica para vos esta investigación?
Mi idea es que si logramos este producto y se comercializa, podamos retroalimentar la investigación que, justamente, lo que necesitamos es recursos ¿cómo podemos seguir investigando sin recursos? Es muy difícil.
No importa quién lo produzca, quién lo haga, pero importa que el beneficio llegue a la población.
En esto también hay que comprender que, si bien las ideas son patentables, también las ideas son erario de la humanidad, al menos, es mi postura personal.
Y por eso es tan virtuoso esto del trabajo interinstitucional e interdisciplinario, porque todos nos vamos apoyando, creciendo y enriqueciendo; y en ese enriquecimiento, investigando, publicando y transfiriendo a la sociedad, damos aquello que la sociedad espera de quienes tenemos una Educación Superior.