02/12/2025

Por: prensa UTN

RADIOBIT N° 24 CICLO 2025 – ESTUDIANTE DE QUÍMICA PREMIADA POR EL CEM COMO NADADORA EN AGUAS ABIERTAS

En RadioBit N° 24, ciclo 2025, entrevistamos a la estudiante de Ingeniería Química Martina Contreras, recientemente premiada por el Consejo Empresario Mendocino, CEM, por su destacada participación en el deporte natación en aguas abiertas.

Disciplina, perseverancia y logros 

La joven estudiante de Ingeniería Química de la UTN Facultad Regional Mendoza, Martina Tiziana Contreras Giorgio, fue distinguida recientemente por el Consejo Empresario Mendocino (CEM) con el Premio Jóvenes Destacados. El reconocimiento, otorgado en la categoría 5, valoró su liderazgo, compromiso, innovación y logros deportivos, especialmente en natación de aguas abiertas, disciplina en la que ha construido una trayectoria sobresaliente a nivel nacional e internacional.

Con tan solo 19 años, Martina forma parte de la Selección Argentina de Natación, compitiendo en torneos de máxima exigencia. Ha sido subcampeona panamericana, múltiple medallista sudamericana, múltiple campeona argentina y ha alcanzado el top 20 mundial en su especialidad. Formada desde muy pequeña en el Club Mendoza de Regatas, hoy entrena con la convicción de quien concibe el deporte como un camino de aprendizaje y superación.

“A mí el deporte me enseñó que te caés muchas veces, muchísimas más de las que te levantás. Pero hay que seguir, siempre es parte del proceso”, expresó durante la entrevista. Esa filosofía, advierte, trasciende el ámbito competitivo: “El alto rendimiento es un trabajo. Le dedicás muchas horas del día y no siempre disfrutás, pero la disciplina y la perseverancia te hacen avanzar”.

Una vida en el agua

El vínculo de Martina con la natación comenzó en su infancia. La familia —integrada también por nadadores— tuvo claro desde el inicio que saber defenderse en el agua era indispensable. “A los 3 años me metieron en Regatas a hacer natación y ahí me gustó. A los 6 ya empecé a competir y a los 7 tuve mi primer torneo internacional en Chile”. La transición hacia aguas abiertas también se dio temprano, casi de manera natural: “A los 8 hice mi primera prueba en el lago del Parque General San Martín. Mi mamá nadó al lado mío porque era muy chica”.

A lo largo de su formación ha logrado compatibilizar la pileta con el entrenamiento en entornos naturales —lagos, ríos y mares—, algo fundamental para su especialidad. Sin embargo, admite que vivir en Mendoza exige adaptar rutinas: la mayor parte de su preparación sucede en piscina, a falta de acceso estable a mar o lagos aptos para la disciplina.

Entrenar sin descanso

Detrás de cada logro hay una estructura deportiva compleja, bien coordinada y sostenida con enorme esfuerzo. Durante años, Martina entrenó doble turno diario, incluso en épocas en las que concurría al colegio. Hoy, con el ingreso a la facultad, esa dinámica se modificó: “Entrenamos de lunes a sábados, y a veces también los domingos. Antes hacía doble turno todos los días, pero ahora la facultad complica un poco más. Hoy entreno nueve veces por semana”.

El entrenamiento no se limita al agua: incluye trabajo de pesas en gimnasio, planificación nutricional y acompañamiento psicológico. “Es un equipo: nutricionista, kinesiólogo, preparador físico, entrenador… todo es bastante exigente”, detalla. El componente mental ocupa un sitio clave: la autoexigencia, la presión del entorno competitivo y el miedo al fracaso conviven con la ilusión de alcanzar nuevas metas.

Martina destaca que la natación le enseñó a convivir con el sacrificio. “Son muchas más las veces que perdés y te tenés que volver a levantar, que las que ganás. Pero cuando encontrás el disfrute, vale la pena”.

Apoyos, viajes y el desafío económico

El camino deportivo de alta competencia implica también enormes desafíos económicos. “Yo no tengo sponsor al día de hoy”, afirma sin rodeos. Las competencias, viajes, equipamiento técnico y estadías suelen ser muy costosos. Las mallas de carbono que utiliza —“como las bicicletas de carbono”— pueden costar alrededor de mil dólares. “Hay torneos que financia el Estado o la Confederación Argentina de Deportes Acuáticos, otros que te ayuda el club o la provincia. Pero cuando no estás en la selección, todo te lo costeás vos”.

En ese contexto, el apoyo familiar fue decisivo: “Mis padres son mi sponsor principal. Son los que bancan los viajes y los que están ahí cada vez que me caigo”. Su hermano, también nadador, comparte muchos de los entrenamientos, reforzando la dinámica de equipo dentro de casa.

La combinación con la UTN: otro desafío

A pesar de su talento deportivo, Martina eligió no dedicarse exclusivamente al deporte ni a carreras relacionadas con el área física. Sorprendió a quienes la rodean ingresando a Ingeniería Química: “Me gusta mucho la matemática y la física. En el colegio las disfrutaba, entonces decidí por esto”. Confiesa que su experiencia previa con la química fue mínima, pero la motivación por aprender estaba intacta.

El desafío de compatibilizar una carrera de alta exigencia con el deporte de élite parecía inviable, pero encontró equilibrio: “Pensaba que la facultad no me iba a dar con los horarios. Pero se dio: si te organizás, se puede”.

Un reconocimiento que emociona

La postulación al Premio Jóvenes Destacados del Consejo Empresario Mendocino (CEM), surgió casi de casualidad, cuando vio la convocatoria en redes y decidió inscribirse junto a su madre. Debió presentar su currículum deportivo, referencias y documentación que acreditara sus logros. La competencia, admite, fue dura: “Estaba peleado. Había chicos con trayectorias enormes, incluso participantes de torneos panamericanos”.

El momento de la premiación fue inolvidable: “Yo estaba con dos chicos más. Empezaron a hablar en masculino, Martín… hasta que dijeron ‘ah, Martina’. Tremendo”.

Más allá del galardón, siente que los valores por las que la distingue el CEM han sido parte de su recorrido. “Disciplina, organización, perseverancia. Eso reconozco en mí”, resume con humildad.

El deporte como escuela de vida

Cuando le preguntamos por qué recomendaría practicar deporte, responde sin dudar: “Por salud, física y mental. Te despeja, desconectás de los problemas. Aunque no sea alto rendimiento, sirve”.

Hoy, tras un año intenso en el que redescubrió el disfrute de competir, se siente agradecida. Viajar, conocer gente nueva, enfrentar desafíos y representar al país la impulsan a continuar. “Encontré de nuevo ese gustito, confiesa. La pasión volvió, acompañada por la convicción de que el camino recién empieza.

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