Es bien sabido cómo la humanidad ha contribuido al progreso tecnológico basándose, desde antaño, en resultados empíricos y en la actualidad buscando aprovechar los avances que la propia tecnología tiene para ofrecer.
Este efecto sinérgico se ha acelerado en los últimos años y uno de los factores que ha propiciado este crecimiento exponencial es la aparición de ordenadores cada vez más potentes que nos permiten recrear de forma virtual los fenómenos físicos que hay detrás de toda innovación. Pero no se
trata solo de atribuir el éxito de esta sinergia al hardware. También tiene una parte de responsabilidad el aporte que desde la ciencia de la computación, desde las matemáticas y desde la física y la química ha producido en la actualidad la aparición de una disciplina que podemos
resumir en algo llamado “mecánica computacional”.
Esta capacidad de anticiparnos a los problemas que puedan surgir en el desarrollo de un producto o proceso nos posiciona de forma más rápida y segura en una situación ventajosa. No es solo anticiparse, es comprender mejor lo que nos ofrece este tipo de radiografía virtual a la hora de simular un problema.
En este trabajo pretendemos mostrar algunos ejemplos que, derivados de problemas industriales o de la propia tecnología, nos permitieron profundizar con un método científico para ofrecer más y mejores soluciones que las de las buenas prácticas de ingeniería desarrolladas
tiempo atrás.
Además, por el hecho de estar dentro de un predio donde funciona un Parque Tecnológico (www.ptlc.org.ar), nuestro Instituto ayuda al crecimiento de spin-offs y start-ups, muchas de ellas inspiradas en líneas de investigación apoyadas en la mecánica computacional, lo que hace que
el mínimo producto viable sea más accesible para su puesta en el mercado.